Juan Antonio Montero. Psicólogo
La Memoria de Trabajo es un tipo de memoria explícita – información que evocamos de forma consciente y a voluntad, como por ejemplo cuando declaramos cuál es nuestro domicilio actual o a qué hora tenemos una cita pasado mañana- mediante la cual retenemos información a corto plazo y la manipulamos, permitiendo así la ejecución de conductas complejas como la toma de decisiones o el cálculo matemático.
Vamos a ver un ejemplo, a través de un ejercicio sencillo de entender y fácil de ejecutar, y seguramente familiar para muchos de los que nos leen: siga el lector mentalmente esta secuencia de operaciones matemáticas y al terminar, diga el resultado final: Siete más cinco, dividido entre dos, por ocho, menos cuarenta, más dos, menos cinco, por cuatro, menos diecinueve = ________
¿Qué es lo que ha realizado internamente su cerebro? Ha retenido por décimas de segundo información visual (cada cifra con la que tenía que operar –de hecho, también a esta memoria se la denomina “operativa”-) que debía manipular, para rápidamente retener ese resultado y volver a efectuar otra operación con el nuevo estímulo (cifra) presentado. Y así, encadenando esa sucesión de operaciones matemáticas, ha llegado sin duda a la conclusión de que el resultado final es el número 1. ¡Perfecto!
Sin duda con esta demostración usted ha deducido ya que la Memoria de Trabajo no es una memoria normal al uso, en cierto modo pasiva y cuyo fin es evocar información que en un momento concreto necesitamos (como recordar el nombre de un amigo, recordar sin darnos cuenta montar en bicicleta, o el nombre de la estación de metro que tenemos que coger)… memorias donde basta realizar el esfuerzo de recordar, o en algún caso ni siquiera eso porque son memorias inconscientes. La Memoria de Trabajo añade un plus a la memoria, porque consiste en manipular y transformar la información para obtener un resultado concreto o resolver un problema. De hecho, la Memoria de Trabajo no se engloba dentro de los diferentes tipos de Memoria, sino que lo hace en las denominadas funciones ejecutivas cerebrales, esas habilidades que utilizamos para controlar conscientemente pensamientos, emociones y acciones con el fin de alcanzar los objetivos propuestos.
Mantenimiento y manipulación de la información son dos conceptos clave para entender esta memoria, que se lleva a cabo en estado activo (recuerde el lector el ejercicio que acaba de realizar), y que se caracteriza por su limitación: tanto en tiempo (pasados unos segundos la información debe ser actualizada o desaparece) como en amplitud de almacenamiento (las unidades de información con las que podemos trabajar y transformarlas también son limitadas). Las áreas cerebrales que están implicadas en la Memoria de Trabajo además, en consonancia con la complejidad de este proceso, son muy extensas, y abarcan tanto regiones anteriores del cerebro (corteza prefrontal) como regiones posteriores (cerebelo).
Es fácil entender su complejidad y su variedad si acudimos a algunas de las muchísimas tareas que llevamos a cabo en nuestra vida y donde empleamos la Memoria de Trabajo. Por ejemplo:
Sintetizando, la Memoria de Trabajo se ocupa de tareas donde la comprensión auditiva y lectora están presentes, así como la resolución de problemas (matemáticos, por ejemplo) y la toma de decisiones en general. Estos procesos se relacionan con las funciones cognitivas superiores y dependen de la interacción entre la estimulación recibida y la información que ya tenemos almacenada.
Ciertos déficits de la Memoria de Trabajo están asociados a trastornos del neurodesarrollo como el TDAH, en la dislexia, en enfermedades como la esquizofrenia, o también presentan afectación en las personas con discapacidad; es una capacidad que además decae durante el proceso normal de envejecimiento. Ejercitar la Memoria de Trabajo es posible, todas las habilidades cognitivas prácticamente pueden ser entrenadas y en su caso, mejoradas: aunque la evidencia científica no ofrece certezas en el cuánto y en el cómo, la recomendación general en múltiples déficits y trastornos cognitivos es realizar un tratamiento cognitivo específico. Realizar ordenaciones de elementos según un criterio, reconocimiento de secuencias de imágenes, recordar las piezas de un tablero de ajedrez pero invirtiéndoles el color… son algunas de las muchas actividades que podemos llevar a cabo para entrenar nuestra Memoria de Trabajo.
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