El psicólogo Fernando Díaz Cruces, del Club de Ajedrez Magic, especializado en ajedrez terapéutico, escribe para nuestra página un artículo muy documentado sobre la utilidad del entrenamiento cognitivo, y por añadidura, cuál es su efectividad frente al deterioro cognitivo. 

Para entender lo que es el entrenamiento cognitivo y para qué se utiliza, es necesario conocer previamente cuál es el objetivo diana de este. La palabra cognición nos adelanta que es un tipo de entrenamiento en el cual se comprometen o se ponen en marcha los diversos procesos cerebrales existentes. Y cuando hablamos de estos procesos cerebrales nos referimos a las funciones cognitivas que posee el ser humano, que podemos definir como el conjunto de mecanismos por los cuales manipulamos y transformamos la información externa para poder desempeñar tareas o guiar nuestro comportamiento.

Estas funciones nos permiten realizar tareas complejas como pueden ser ejecutar un instrumento musical, la memorización de un rostro o la adaptación a situaciones novedosas y no rutinarias. Poseemos un total de ocho funciones cognitivas, entre las cuales se encuentran la atención, la memoria, el razonamiento lógico…Es interesante mencionar que dentro de estos grandes procesos se subdividen más funciones específicas, es lo que se conoce como modularidad cognitiva. Así, encontramos que dentro de la Memoria existen diversos subtipos como la memoria a corto plazo (MCP) o la memoria a largo plazo (MLP), y dentro de la función cognitiva Atención, también encontramos diversos subtipos como atención focalizada, atención selectiva, atención sostenida y otras.

Las funciones cognitivas no pueden ser observadas directamente como sí ocurre con el comportamiento, por ejemplo, sino que el rendimiento de éstas tiene que ser inferido a través del desempeño en pruebas neuropsicológicas, entre otros métodos. Una vez entendido el órgano o procesos diana de esta tipología de entrenamiento, proseguiré con una definición que creo ciertamente exhaustiva, Villalba y Espert (2014): “El entrenamiento cognitivo se define como el conjunto de técnicas y estrategias que pretenden optimizar la eficacia y el funcionamiento de las distintas capacidades y funciones cognitivas mediante una serie de situaciones y actividades concretas que se estructuran en lo que se denomina “programa de entrenamiento cognitivo”.

De acuerdo con ello, entrenamiento cognitivo serían todas aquellas actividades por las cuales se compromete la participación de las funciones cognitivas para su resolución, y que por tanto sirven para optimizar y mejorar el rendimiento de éstas. Este entrenamiento puede ser dirigido o específico, el cual consiste en trabajar un área cognitiva en concreto, o por el contrario puede ser inespecífico, por el cual se llevan a cabo actividades que entrenan distintas funciones cognitivas de manera simultánea. Un maravilloso ejemplo de un entrenamiento inespecífico sería la práctica ajedrecística, donde se ponen en marcha patrones memorísticos, planificación, concentración…

La importancia del entrenamiento cognitivo radica en el cambio de paradigma acerca del concepto del cerebro en los últimos años. Hasta hace no mucho se pensaba que las estructuras cerebrales eran inmutables y no susceptibles de cambio. El propio Santiago Ramón y Cajal, uno de los padres de las modernas Neurociencias, defendía esta supuesta invariabilidad con estas frases textuales: “En los cerebros adultos, las vías nerviosas son algo fijo e inmutable”, o “…todo puede morir, nada puede regenerarse”. Aunque para ser justos, también él mismo añadió al final del párrafo. “Corresponde a las ciencias modernas, si es posible, cambiar este real decreto”.

No se equivocaba con respecto a la última afirmación en esta breve cita, ya que en los últimos cuarenta años se ha abandonado por completo esta percepción, abriendo paso a una concepción mucho más dinámica, en la que se conciben las estructuras cerebrales como susceptibles de cambio. Es a raíz de este cambio de paradigma (o “real decreto” como decía el insigne científico español),  donde nace la importancia de estimular áreas cerebrales sabiendo que éstas van a responder positivamente a esta estimulación, tal y como lo harían cualquiera de los muchos músculos de nuestro cuerpo, por ejemplo.

El ámbito de aplicación del entrenamiento cognitivo es bastante amplio, puesto que podemos encontrar programas de entrenamiento con efectividad tanto en sujetos sanos como no sanos (con algún tipo de demencia, afectación por consumo de sustancias, etc.). Un ejemplo de entrenamiento cognitivo con resultados efectivos en sujetos sanos es el estudio llevado a cabo por Sherry et al. en 2006 con dos mil ochenta y dos participantes, sometidos a sesiones de entrenamiento con el objetivo de valorar a posteriori su eficacia, además de la capacidad de transferencia de la mejora cognitiva a situaciones rutinarias. Los resultados evidenciaron una mejora de las capacidades cognitivas, así como una menor dificultad para las tareas de la vida cotidiana de los sujetos participantes en el programa de entrenamiento.

Como dije, no es solo el ámbito no patológico en el que son utilizados y donde se demuestra la eficacia de los programas de entrenamiento: así lo demuestra el estudio realizado por Zamarrón et al., (2008), donde se valoró la eficacia de un programa de entrenamiento en sujetos enfermos de Alzheimer, comparándose las puntuaciones respecto a un grupo control. Los resultados mostraron mejoras significativas en los sujetos con Alzheimer después de seis meses en comparación con el grupo control, el cual no sólo no mejoró sino que mostró un declive en su rendimiento.

También estos programas de entrenamiento han sido llevados a cabo en escolares, con el fin de mejorar ciertas áreas cognitivas, lo cual repercutiría lógicamente en un mejor rendimiento académico. Un estudio que avala la eficacia del entrenamiento en edad escolar es el que se llevó a cabo con 60 niños de entre 7 y 9 años, donde se muestra un aumento significativo en las puntuaciones de la mayoría de las pruebas aplicadas posteriores al programa de estimulación. (Gabriela y Adriana, 2014).

Creo que de todo lo expuesto se puede deducir la utilidad del entrenamiento cognitivo. Aquí solo he mostrado algunos ejemplos y referencias, pero el campo de actuación efectivo de esta potente herramienta es mucho más amplio; así, encontramos aplicaciones en discapacidad intelectual (Meilán et al., 2008), o la demostración de que el entrenamiento cognitivo aumenta la reserva cognitiva de las personas, y por ende procura una mayor resistencia a lesiones o a padecer deterioro cognitivo o demencia (Villalba y Espert, 2014).

Haciendo una especie de resumen acerca del carácter polivalente de esta herramienta, podemos afirmar que previene el deterioro cognitivo o el desarrollo de una demencia, mejora el desempeño en actividades de la vida diaria, enlentece el deterioro producido por determinadas enfermedades, mejora el rendimiento escolar y nos hace más resistentes al desarrollo de lesiones. Queda más que evidenciada la importancia de esta herramienta de “gimnasio mental”.

Referencias

Cassinello, M. D. Z., Mestre, L. T., & Fernández-Ballesteros, R. (2008). Plasticidad cognitiva en personas con la enfermedad de Alzheimer que reciben programas de estimulación cognitiva. Psicothema20(3), 432-437.

Espert Tortajada, R., & Villalba Agustín, M. D. R. (2014). Estimulación cognitiva: una revisión neuropsicológica. Therapeia, (6), 73-93.

Gei, M. G. C. (2014). Impacto de un Programa de Estimulación Cognitiva en Niños Escolares de entre 7 y 9 Años. Eureka (Asunción, En línea).

Meilán, J. J. G., Salgado, V. M., Arana, J. M., Carro, J., & Jenaro, C. (2008). Entrenamiento cognitivo y mejora de la memoria prospectiva en jóvenes con retraso mental leve. Revista de investigación educativa26(1), 227-245.

Willis, S. L., Tennstedt, S. L., Marsiske, M., Ball, K., Elias, J., Koepke, K. M., … & ACTIVE StudyGroup, F. T. (2006). Long-termeffectsof cognitive training oneverydayfunctionaloutcomes in olderadults. Jama296(23), 2805-2814.