Artículo de Ainoa Jiménez Recuero

Resulta importante conocer y entender qué es la atención, qué tipos hay, cómo se manifiesta y por supuesto qué factores influyen en ella ya que en la mayoría de las circunstancias, esta función cognitiva será crucial para que podamos orientarnos hacia la información relevante, después de haberla percibido con los sentidos, y procesarla. Si no atendemos, no podemos centrarnos en una tarea, comprender una información, mantener el curso del pensamiento ni responder al ambiente y a lo que está sucediendo en ese preciso momento.

La atención es uno de los procesos cognitivos básicos junto con la memoria y la percepción. Profundizando más en el concepto, existen multitud de definiciones y como se ha visto a lo largo de los años, no es un término fácil de describir. Optaré por escoger la que hace Daniel Kahneman (1997), Premio Nobel y que ha estudiado mucho esta capacidad, describiendo el concepto de atención como la existencia de un control por parte del organismo, de la elección de los estímulos, que a su vez, controlarán su conducta, siendo la atención algo más que una mera selección, ya que se relaciona también con la cantidad o intensidad.

Mirando a nuestro alrededor, consciente o inconscientemente, estamos saturados de estímulos. Sabiendo que nuestro sistema cognitivo humano es una capacidad limitada, de algún modo necesitamos limitar o filtrar toda esa información que recibimos y que será procesada para que no haya un desborde de nuestras funciones cognitivas. De este modo, ésta pasa a ser una de las funciones principales de nuestro sistema atencional: filtrar para poder procesar de forma adaptativa un entorno complejo y cambiante, al mismo tiempo que posibilitar la interacción con el mismo.

Otra de las funciones que tiene la atención es seleccionar lo netamente importante de todo lo que nos rodea. Está íntegramente ligada a otros procesos cognitivos, actuando como un mecanismo que regula y controla, como es la percepción: solemos percibir aquello a lo que atendemos, prestamos atención desde nuestras necesidades imperantes, o incluso solo atendemos a lo que nos interesa percibir.

A la hora de atender, hay dos tipos de factores que condicionan esta capacidad. Aquí hablamos de factores extrínsecos (los que son ajenos al sujeto y dependen totalmente del medio), como son el tamaño, la posición, el color, el movimiento, la novedad, entre otros; y factores intrínsecos (dependen de las características de los individuos) como las expectativas que se tengan, el interés, las motivaciones personales, estados emocionales, etc.

Desde la teoría neuropsicológica de la modularidad del sistema cognitivo, hay que saber que las funciones cognitivas no forman parte de un sistema unitario, sino que se dividen en una serie de módulos. De este modo, la atención es una capacidad con áreas muy distintas como son la atención focal, selectiva, sostenida, dividida o múltiple. Sabiendo esto, podemos trabajar con una población concreta, atendiendo a las áreas cognitivas específicas que de acuerdo con un plan o método de entrenamiento cognitivo trazado de antemano, queramos ejercitar.